miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mi opinión sobre la Feria del Libro y Manuel Masías

No deja de llamar la atención, todo el barullo que se ha armado sobre el lugar de realización de la misma, como si en la ciudad y en el país, no hubieran otros temas más importantes de que ocuparse. Lujos que sólo pueden darse algunos vecinos, mientras el VRAE se desangra por ejemplo y los precios de los alimentos se disparan.

 

En primer lugar, no seamos alharacas. En ningún momento se ha puesto en cuestión que la bendita Feria se lleve a cabo en Miraflores, nada de eso. Total una vez más, los miraflorinos ya estamos acostumbrados a tener que ser, sí o sí, la sede de todo, aún en perjuicio de nuestros propios intereses, pues pareciera que el resto de limeños asumen que tienen un derecho adquirido de imponernos lo que debe hacerse en nuestro distrito, y nosotros la obligación de acatar a pie juntillas como mandaderos, privilegio con el que no contamos los miraflorinos respecto a los otros distritos.

 

En segundo lugar, nuestra administración municipal tiene TODO EL DERECHO Y  TAMBIEN EL DEBER - por algo y para algo se la ha elegido - de decidir por si misma y sin intromisiones, de acuerdo a los criterios que estime convenientes, si un determinado espacio público reune las condiciones necesarias para la realización de una determinada actividad o no. ¿Quién mejor que los especialistas técnicos para esto?

 

En tercer lugar, ya es tiempo de desterrar de una vez por todas la cultura de lo menudo a la que muchos son afectos. ¿Por qué insistir sino en una feria abigarrada, apretujada, incómoda, de mercadillo?... Es que nos encantan los huariques pues. Tenemos miedo de apostar por lo nuevo, lo amplio, lo grande y por eso estamos como estamos, porque no queremos cambiar hábitos y costumbres, por malsanos que sean. No arriesgamos, nos falta audacia.

 

En cuarto lugar, ¿Qué pasaría si se produce un terremoto o algo similar con la feria en el Parque? Entonces ahí si, por supuesto, que le echarían la culpa a la Municipalidad sin compasión alguna. Los que ahoran la critican por la decisión tomada, se erigirían en sus fiscales más implacables y le imputarían hasta haber causado el epicentro.

 

En quinto lugar, se apela a la Tradición para que sea en el parque. ¿Y quién ha dicho que la tradición no puede cambiar, lógicamente para bien? Con esa lógica inmovilista, la Civilización no habría evolucionado, y seguiríamos en la Edad de Piedra, por salvaguar la tradición. Hasta una institución tan tradicional como la Iglesia Católica, permite por ejemplo que la comunión se de en la mano, en circunstancias como las actuales frente al riesgo de contagio de la gripe porcina. ¿Y nosotros no podemos cambiar la feria para algo mejor?... Por favor, no seamos ridículos!!!

 

En sexto lugar y hablando de la Iglesia Católica, ¿Dónde queda el derecho de los feligreses católicos de escuchar su misa en la Iglesia del Parque, tranquilos, sin que la bulla proveniente de la feria los perturbe o es que acaso ellos no tienen derecho, son "mantequilla"?

 

 

Solamente esta última razón, sería suficiente si realmente respetáramos el derecho de los demás, de todos, para que la feria se realice en otro lado pero no, a los católicos si se les puede mandar a otra iglesia, a pesar de que si de tradición hablamos, los fieles de la Iglesia del Parque preexisten en varias décadas de años a la primera feria realizada en el mismo, y sin embargo, no lloran.

 

En séptimo lugar, si nos quejamos de la permanente congestión vehicular de Miraflores, ¿Dónde se van a cuadrar los carros de los visitantes de la feria?, ¿En las fachadas y en los garajes de los vecinos?, ¿En los árboles?, ¿Dónde?...

 

Esperamos que se termine esta polémica que sólo sirve como distracción a los reales problemas de nuestro país.

 

Felipe Iglesias

 

 

 

 

 

 

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